"A menudo olvidamos que el tiempo es un raíl por el que debe circular el tren de la felicidad."

-Allan Percy

diumenge, 27 de gener del 2013

Escrito: El vuelo de la cometa


EL VUELO DE LA COMETA

Los primeros rayos de sol anunciaban la llegada del nuevo día. Lo veía a través de las dos lucanas de mi habitación mientras tumbada en mi cama soñaba despierta lo que me podía deparar éste bonito día. Después de unos minutos, vi mi padre asomándose por la puerta con un brazo a la espalda como si escondiera algo.
Mientras me daba los buenos días, me pude fijar mejor en ese extraño objeto que ocultaba tras él. Tiras de tela de colores vivos pero no pude ver claramente lo que era. Finalmente, me dio una enorme sorpresa, se trataba de ir a la playa con él para hacer volar una cometa. Así es, ese objeto era una enorme cometa la más grande que había visto nunca y la más bonita.
Nunca había ido a la playa con otra finalidad que no fuere bañarme en el mar, así que estaba realmente ilusionada de poder ir.
El trayecto se me hizo eterno pero durante el tiempo que estuve en la silla de la bicicleta de mi padre, pude observar las verdes y saludables montañas repletas de arboles que tenía alrededor, al mismo tiempo que una suave brisa me acariciaba la faz. Ése aroma a tierra mojada de la noche anterior junto con la del mar me embriagaba. De repente empecé a sentir el sonido de las olas más de cerca hasta que la bicicleta paró. Que bonitas vistas aquellas!
Un acantilado de ensueño, como si fuera de película. Seguí contemplando las vistas y pude observar que al lado se encontraba una playa casi desierta. Fuimos hasta ésa playa caminando y cuando estuvimos allí, mi padre puso la cometa perfecta para que en cualquier momento saliese volando y yo con ayuda sujetarla.
No me di cuenta, que ya estaba volando. Yo la estiraba e iba conduciéndola con la ayuda de mi padre. Que agradable sensación! Me dejaba llevar hasta que parecía que volaba yo también, pero al mismo momento sentía la arena pasando por los dedos de mis pies i acariciándome toda la planta del pie, me encantaba.
Siempre recordaré ése día del primer minuto hasta el último, fue mágico. A demás que disfruté de cada instante. De pequeño parece que vivas las situaciones con más intensidad y este creo que es un gran fallo de los mayores ya que nos perdemos un montón de momentos efímeros a lo largo de la vida sin tenerlos en cuenta. 


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